SOCIAS: Art al Quadrat (Gema y Mónica del Rey)
ACTIVIDAD: Exposición
Inauguración: 30 de mayo de 2014
TÍTULO: MLADEN STILINOVIĆ & TADEJ POGAČAR. ART AL QUADRAT.
FECHAS: 30 de mayo a 15 agosto de 2014
LUGAR: Espai Visor
MÁS INFO: Proyecto Limbo económico
LIMBO ECONÓMICO EN TRES ACTOS. Art al Quadrat, 2014
Limbo económico en tres actos refleja cómo dentro del sistema capitalista se produce una inversión fallida de excedentes, lo que genera un limbo económico, a partir de tres historias personales correspondientes a diferentes generaciones y periodos de la historia reciente española.
PRIMER ACTO: EL AHORRO
La obra expone 7.719,50 pesetas, en billetes acuñados entre 1925 y 1936, ahorradas por una familia española, que se guardaron como un tesoro dentro de un saco de tela. Este dinero quedó sin valor con la irrupción de la dictadura franquista y el nuevo cambio de moneda. El periodo coincide con el final de la Guerra Civil, en la que muchos ciudadanos guardaron sus billetes usados en la República por si en algún momento volvían a tener valor.
SEGUNDO ACTO: TRIPLE INVERSIÓN
Por otra parte, en el segundo acto se muestra una triple inversión en el seno de nuestra propia familia, que realizó tres colecciones de sellos idénticos entre los años 1987 y 1998 de Filatelia Española: una para cada hija. La inversión se realizó pensando en que el dinero, excedente de lo ganado en la empresa familiar, tendría mayor valor en un futuro; sin embargo, la devaluación de estos sellos por la moda de las colecciones atesoradas por familias de clase trabajadora venidas a más, como en el caso de la nuestra, hace que con el paso de los años la colección no cueste más que el precio que cada sello representa, e incluso menos para los coleccionistas.
TERCER ACTO: AUTOINVERSIÓN
En el tercer acto, se habla de nuestra propia inversión en el trabajo artístico que realizamos y en el que utilizamos nuestros recursos económicos para invertirlos en nuestra obra. Se muestra un cambio en el sentido de la inversión y la rentabilidad, sin olvidar el origen de la inversión en educación que nos dieron nuestros padres y los ahorros familiares que nos permitieron empezar a hacer obra. Pese a la poca rentabilidad, nos movemos entre la motivación y el convencimiento personal de que nuestra autoinversión va más allá de un limbo: representa una forma de vida.